Este trabajo parte de esclarecer la idea de representación política moderna, para conocer por qué en la actualidad la relación representantes-representados se encuentra severamente deteriorada y por ende es sumamente cuestionada. Asimismo intenta dar respuesta a los siguientes cuestionamientos: De qué forma se podrá recuperar el lugar del ciudadano, con todas las complejidades que esto conlleva, posmoderno, heterogéneo, con demandas difusas, pero sí con una exigencia clara, la de sentirse y verse representado por sus gobernantes. Cómo poder reconstruir y fortalecer la relación representantes-representados, en la que exista el reconocimiento del otro, que posibilite la interacción y deliberación entre los mismos. Finalmente, cuáles son los elementos que permitirán reducir el distanciamiento entre los representantes y los ciudadanos, que exigen principalmente una mayor coherencia en los procesos electorales, que a pesar de la infinidad de candados, siguen dando pie al incremento del financiamiento a los partidos y a la falta de profesionalización, pero sobre todo de compromiso y responsabilidad por parte de sus integrantes.