Maitreya desde niño escuchaba el Om y percibía el ojo espiritual en el ajna chakra. Durante su adolescencia, a los 16 años, tuvo un momento decisivo para su posterior vida espiritual. Acudió con unos amigos de secundaria a ver la película «Hermano Sol, Hermana Luna» de Franco Zeffirelli y en el mismo instante en que el actor que protagonizaba a San Francisco de Asís tuvo la visión de Dios, la mente de Yogui ingresó en Samadhi. Al salir del cine en estado de trance se sintió atraído hacia la costa y fue hasta la punta de un espigón. Allí espontáneamente se le abrió el «tercer ojo» y la noche se iluminó. Vio a trillones de seres ocupando el firmamento y todos en coro decían «¡Señor del Cielo, sálvanos!». Entonces se preguntó a quién le hablaban así, y cuando pensaba esto su atención fue arrebatada por una fuerza divina de lo Alto. Repentinamente supo que estaba frente al Creador, veía delante de sí una fuente de luz intensísima, insoportable de ver de frente. Sorpresivamente escuchó una grave y dulce voz que le dijo «Hijo, tú eres Espíritu». Luego de pronunciarse estas palabras toda la visión desapareció y volvió a reinar la oscuridad de la noche alumbrada por las estrellas.