Un cuidado adecuado en la infancia tiene múltiples efectos positivos en el desarrollo psicológico y emocional del sujeto, por lo tanto los cuidadores funcionan como agentes de protección que brindan amor y seguridad a los niños, de forma contraria, un cuidado inadecuado o insuficiente se relaciona con la posible evolución de psicopatologías a corto, mediano y largo plazo. Se reconoce la figura del docente como de protección o riesgo para el desarrollo del infante, ya que puede promover el establecimiento de nuevos y mejores vínculos con éste o incidir en la detonación de problemáticas que presentan los niños.