Desde sus inicios, el cine se sirvió de la realidad para componer la imagen. Los aspectos cotidianos de una sociedad en desarrollo a principios del s.XX fueron el primer objetivo de la cámara cinematográfica. Es a partir de la construcción dramática de los acontecimientos y la construcción de mundos posibles más allá de la literatura, que el cine se divide en ficción y documental. La larga tradición del documental social nos lleva a encontrar un material abundante con el que establecer de cuántas maneras es posible aproximarse a la realidad. A través del análisis fílmico de obras documentales consideradas tradicionalmente militantes, estas páginas preteden reelaborar la definición del término y encontrar las claves del documental de intervención. Un caso concreto, el largo conflicto laboral de los trabajadores de la empresa Sintel en España, produjo la realización de cuatro largometrajes. La disección de todos ellos y la comparación con otras obras de referencia, permiten encontrar variaciones en la capacidad de intervención del documental en la realidad.