Sin duda, estamos ante una cultura visual que se ha ido consolidando y desarrollando vertiginosamente. Vivimos en una cultura de la imagen, incluso por sobre la palabra. Disciplinas como las artes visuales, el cine, lo digital-computacional, donde una suerte de gusto por lo dinámico, lo fragmentario, las tramas abiertas (casi como un articulador laberinto inexplorado de mundos -o quizás de mandalas mayores- se extiende ante nosotros., como un nuevo territorio que continuamente estamos transitando y domesticando, pero que constantemente cambia. Desde un punto de vista teórico y plástico, un sin número de distinciones han aparecido, desde las primeras vanguardias formalistas, subyacentes a diversas de estas propuestas artísticas. Un aspecto central de esta evolución, es el problema de la forma, que lejos de ser un canon descontextualizado, ideal y abstracto, se ha vuelto una moneda de cambio dinámica y en constante cambio dentro de nuestra cultura, más aún, si consideramos los lenguajes computacionales, plásticos y estéticos, donde confluyen ciencia, tecnología y arte, de un modo vertiginoso y fructifero. En este marco, mostraremos algunas exploraciones en la arquitectura y docencia.