Es la aparición de las enfermedades lo que lleva finalmente a Job a una dialéctica con Dios, con la divinidad; son las enfermedades las que obligan al hombre a volverse sobre si mismo, sobre su Sí mismo, donde encuentra a la divinidad y su propia medicina, a su propio médico interior, y esta dialéctica se facilita con las herramientas, entre otras, del análisis de sueños y la imaginación activa por mencionar las ejemplificadas en los casos relatados. En relación a esto, es oportuno destacar las dos características esenciales de la mente y que posibilitan la elaboración de contenidos inconscientes: la capacidad de representarse a si misma y su cercanía inmediata, las que posibilitan la escenificación en imágenes y su legitimidad en mostrar lo que la atormenta. En suma, entendemos la enfermedad como una estación sombría desentumecedora del ego, que expresa una necesidad anímica, propiciatoria de la búsqueda de sentido al interior del proceso de individuación y epifenómeno de una dinámica arquetípica evolucionaria ocurriendo en el individuo y que determina el encuentro con la divinidad en su amplio sentido.