Desde que los militares se inmiscuyeron en la gobernanza política de Nigeria en 1966, se ha producido una acumulación gradual de poderes de las regiones/estados al gobierno federal. Esto es a través de Decretos y otras políticas militares que tienen como ideología principal la centralización de poderes. Desde entonces, ha sido una historia de desgracias, una situación de relación sin amor perdida entre las nacionalidades étnicas. Las consecuencias de la concentración de poderes en el centro se están cosechando ahora en forma de agitaciones de separación, desconfianza, violencia y otras fuerzas centrífugas. Este documento examina la cultura del dominio del poder por parte del gobierno central en una supuesta política federal y sus efectos en la unidad del país. Utilizando fuentes de información primarias y secundarias, el estudio concluyó que, para que Nigeria alcance todo su potencial, el edificio estructural sobre el que se asienta su gobernanza requiere una reconfiguración. Por último, el documento aboga por el retorno a la democracia parlamentaria, que es más rentable que el despilfarrador sistema presidencial.
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