Cuando el destino presenta alternativas que son aparentemente insalvables, la audacia que provee el conocimiento nos guiará siempre por el sendero correcto. Saber no es dominar un campo académico solamente. No es sentirse dueño de la verdad ni avasallar a los demás por ello. La verdadera sabiduría consiste en vibrar con los demás e identificarse con sus sueños e ideales. Eso desembocará en un claro objetivo para la vida. No hay que luchar por ser feliz, pues la felicidad llegará por añadidura.