En la segunda mitad de los años 30 del siglo XX, la situación internacional se deterioró significativamente. A partir de la profundización de la crisis general del capitalismo y de la crisis económica de 1937, aumentó la desigualdad del desarrollo de los estados capitalistas, se intensificó su lucha por los mercados, las esferas de influencia y la redistribución del mundo. La crisis no afectó sólo a Japón y Alemania, que habían reconstruido sus economías de manera militar. El auge de la industria en estos países estaba relacionado con la preparación para la guerra. Los círculos dirigentes de los EE.UU., Inglaterra y Francia ayudaron a la Alemania fascista a armarse y dirigieron sus aspiraciones agresivas contra la URSS. Utilizando el apoyo del imperialismo internacional, la Alemania fascista comenzó a implementar sus planes agresivos en Europa. En 1938-1939, anexó por la fuerza Austria y Checoslovaquia. La política de aquiescencia de agresión por parte de los gobiernos de EE.UU., Inglaterra y Francia llevó a la expansión de las acciones agresivas de Alemania, Italia y Japón. La Segunda Guerra Mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 con el ataque de Alemania a Polonia.
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