En estas páginas, se ha abordado la tarea de presentar un trabajo preliminar sobre el gonfoterio de Quilpué, un animal que ha quedado en evidencia en el sitio Estero-1, en el cauce del estero de Quilpué, hacia el sector de Valencia. En ese sector, y por mera casualidad, el señor Carlos Cerda sacó a la luz un trozo de mandíbula con cuatro molares y lo que parece ser la base de una de las defensas del animal y que, afirma su descubridor, las encontró juntas, formando una sola cosa. Con el tiempo, esas partes se separaron. Lo interesante es que hasta la fecha no se había descubierto rastro alguno de megafauna en el valle de Quilpué, lo que ha venido a significar no poca preocupación por parte de muchas personas, algunas con el legítimo interés de ayudar, otras con intenciones que son a las claras negativas y con una intencionalidad que, al final, ha servido solamente para entrampar los esfuerzos que se estaban realizando por conseguir que expertos y especialistas pudieran estudiar tanto los restos hallados como el sitio mismo y, en general, el cauce medio del estero de Quilpué, en el valle del mismo nombre, de la Provincia de Marga-Marga, en la Región de Valparaíso, Chile.