Nuestra vida, se convierte en el suceder de los años, algunas veces, en lo que siempre hemos querido, otras, en algo que nunca quizá imaginamos. Estamos rodeados de las sorpresas que nunca nos dejan solos. El despuntar de cualquier día, inicia una larga trayectoria hacia algo desconocido, ese algo que nos deja satisfacciones y otras veces, el amargo sabor de lo inesperado y lo temido. Cuando tenemos lo que siempre hemos deseado tener, no nos damos cuenta que existe otro universo paralelo de donde pende lo contrario, de donde se deja colar lo no deseado a través de pequeñas ranuras que dejamos abiertas en nuestras existencias. La vida exige mucho de nosotros, a la vez que nos da satisfacciones y misterios. A veces soñamos con aquello que queremos tener, y otras veces esas cosas que nunca desearíamos llegan a nosotros a través de los sueños. Queremos soñar cosas bellas y agradables a diario, no sabiendo que, como la tierna y preciosa como aparenta ser la víbora de coral, lejos de ello, es su veneno terrible. Tengamos pues cuidado de lo que creemos que es un magnífico sueño, no sea entonces, que nuestras vidas se encuentren en su camino a la más terrible de los sueños del soñador.