En la obra Las Confesiones se tocan temas de suma relevancia, entre ellos el tiempo, el cual según la tradición desde Aristóteles es considerado como "el tiempo es el medida del movimiento según un antes y un después" . San Agustín afirma que esto se da según el momento en que el hombre piensa, recuerda o proyecta, sus vivencias, sin las cuales no habría tiempo, y no habría quien lo midiera. Parto del hecho de que el Obispo de Hipona concibe el tiempo para el hombre con vistas a una finalidad, en donde este pueda llegar a la vida bienaventurada, decisión que depende de él personalmente.