En sus inicios, la descentralización se concibió como la herramienta para otorgar el poder de los partidos políticos a las bases para una gobernanza local y un desarrollo eficaces en Ghana, tras varios años de régimen militar. Sin embargo, el nombramiento de los jefes ejecutivos metropolitanos, municipales y de distrito en lugar de mediante elecciones, en marcado contraste con la política a nivel nacional, sigue siendo un gran impedimento para garantizar la responsabilidad política del jefe político de distrito ante la población. El jefe político de distrito, denominado simplemente DCE, es citado a menudo por actuaciones caprichosas, dominio personal, corrupción garrafal y asignación injusta de recursos públicos en favor de miembros del partido político gobernante que lo nombra. Cuando un DCE o un candidato a DCE es percibido como insensible o «un extraño» por los miembros del partido político gobernante, esto se convierte en la base de intensas agitaciones que a menudo conducen a la destitución de estos funcionarios por el presidente de la República, haciendo que las asambleas de distrito de Ghana sean a menudo demasiado hostiles para un desarrollo eficaz. El lector encontrará muy «intrigantes» los debates sobre Ghana, posiblemente el país más estable de África.
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