La incursión del movimiento cultural del rock, y de su vertiente del metal en la historia, han sido momentos de ruptura donde se aprestaron las condiciones políticas, económicas y sociales para que la juventud, mediante este tipo de música, manifestara su descontento ante los órdenes imperantes. Dicha música no se limitó a su contexto de origen, el mundo anglosajón, sino que mediante las industrias culturales y la globalización, esta se propagó y germinó con múltiples matices particulares de acuerdo a la localidad donde fuera destino, sin dejar de lado su carácter contestatario. Semejante proceso de hibridación no fue ajeno para Venezuela, tampoco para Mérida, lugar de enunciación y objetivo de la presente investigación, la cual es producto de dos causas: mi afición por el género musical en cuestión, el Metal, y la ausencia de estudios históricos y antropológicos sobre el movimiento en mi ciudad y casa de estudios, pues, aunque el metal ya cuente con casi medio siglo de existencia, el mismo no se ha apartado de la polémica y prejuicio que está expuesto por su estética y sonoridad a exponerse a continuación, en las páginas del presente trabajo, producto de mi memoria de grado.