La inteligencia artificial (IA) ha demostrado ser una herramienta prometedora en una amplia gama de aplicaciones, y el control de la ira no es una excepción. La ira es una emoción intensa que puede afectar negativamente nuestra salud física y mental, así como nuestras relaciones personales y profesionales. En este contexto, la IA puede desempeñar un papel importante al proporcionar enfoques innovadores para comprender y controlar la ira de manera más efectiva. Una de las formas en que la IA puede intervenir en el control de la ira es a través del análisis de datos. La IA puede procesar grandes cantidades de información recopilada de diversas fuentes, como redes sociales, registros de comportamiento y datos biométricos, para identificar patrones y desencadenantes de la ira. Esto puede ayudar a comprender mejor las circunstancias en las que la ira tiende a surgir y proporcionar información valiosa para desarrollar estrategias de control. Además, la IA puede emplearse en el desarrollo de sistemas de detección y reconocimiento de emociones. Mediante técnicas de visión por computadora y reconocimiento de voz.