La mirada signada por el prisma confuciano racionalista-humanista, efectuada sobre las mitologías chinas, así como una cierta tendencia esencialista y culturalista en relación a la antigua mentalidad autóctona, han limitado la existencia de un diálogo mito-logos, provocando la ortodoxa oficialización de unos valores ético-morales preponderantes, y proponiendo un nada claro aislamiento cultural de China. En este libro, el profesor Julio López Saco, demuestra, con sólidos argumentos, que hubo una correspondencia y una pervivencia común entre una especulación abstracta, que focaliza metafísicamente los orígenes, y otra mítica, que lo hace religiosamente, aunque la racionalización confuciana obviara y solapara esta última. El constructo mítico-cosmológico, expresable a través del arte, la literatura o las ceremonias rituales, es un referente crucial en el limitado ambiente cortesano, pero también es rastreable en la vida cotidiana, urbana y rural. Así ocurre, sin ir más lejos, con laforma de las monedas, ciertos juegos y calendarios, la arquitectura civil y religiosa (ciudades y palacios), con el cuerpo humano y con diversos objetos cotidianos y rituales.