En numerosas ciudades de América Latina, muchos ciudadanos se vinculan a la política y a los políticos por vías alternativas -e incluso complementarias- al ejercicio de la ciudadanía formal de corte liberal. Este vínculo particular entre la ciudadanía y los actores políticos, que se manifiesta como un intercambio recíproco y mutuamente beneficioso entre dos personas con diferentes status de poder y control de recursos, ha sido definido por diferentes autores como clientelismo, una práctica frecuente en América Latina, altamente institucionalizada e incluso bien valorada por algunos de los que se forman parte de ella. Este trabajo tiene como objeto estudiar las relaciones clientelares a partir de la exploración de sus manifestaciones a nivel local desde la perspectiva de los actores que participan en la relación, y a partir de ello explorar los factores que inciden en la sostenibilidad de los vínculos clientelares. Estos vínculos aluden a las relaciones que se establecen entre al menos dos personas, un patrón y un cliente, y que se manifiestan fundamentalmente en el intercambio directo de votos y apoyo político por favores, bienes y servicios.