La existencia de los Ombudsman en Europa y su rápida propagación de los países nórdicos al sistema continental e incluso a América Latina, reside en que los tribunales, no son hoy un medio suficiente y eficaz para proteger plenamente a los ciudadanos frente a los abusos o mala administración del poder. Así muchos arbitrariedades e ilegalidades quedan impunes y los ciudadanos con la sensación de que el sistema y las garantías del Estado de Derecho no funcionan a plena satisfacción. El Ombudsman pretende ser un complemento, un refuerzo de las garantías del Estado de Derecho, basado en la rapidez y la informalidad de su actuación, y nunca un sustituto de la función judicial. Ahora bien, ¿el éxito en el continente europeo, es trasladable a otros continentes y culturas? Esta es la gran incógnita de los años ochenta en el continente americano. En el progreso de la institución del Ombudsman en América Latina, primó la idea del Ombudsman unipersonal en el estilo español. La influencia española fue decisiva y marca prácticamente todo el proceso de implantación, con las naturales adaptaciones nacionales.