A menudo solemos relacionar a las matemáticas con dolor o sufrimiento, sin embargo todo nuestro mundo está lleno de ellas, en el aire que respiramos, en la comida que nos alimenta, en los juegos que nos divierten, en la medicina que nos sana. Esto significa que cuando volvemos la mirada hacia un enfoque más cercano a nuestra vida diaria podemos darnos cuenta que lo único necesario para apreciar la belleza de los números es brindarle un toque creativo, una segunda oportunidad para muchos de los que en algún momento nos resistimos a aprender a resolver problemas matemáticos a través de largas horas de tensión, aquí hallará una posibilidad de mirarse a si mismo y decir: "que fácil es". Esa es la esencia de volvernos humanos, el ser racionales, explicarnos los porque de aquello que nos rodea, volvernos parte del entorno y perdernos en él, y que mejor manera de hacerlo que explicándolo a través de la belleza de los números.