Si mi madre hubiera sabido hasta que punto soy hija de mi padre -nunca mejor dicho- no habrían pasada 32 años sin que él y yo pudiéramos conocernos y reconocernos. Salí a buscar un padre por el mundo. Un padre que se me pareciera. Curiosamente, di con el mío propio y acabé por descubrirme yo misma en él, toda esta yo inconclusa que a todos era extraña. Aquí debería decir: "tan extraña como mi padre es". Estoy en la cumbre de mi "complejo de Electra" ¿verdad? ¿Qué hija no sueña con tener un padre que a la vez sea un héroe del que todos hablen maravillas y que el mundo respeta por como piensa, por como obra y por como escribe? Ese es el padre que yo encontré: un hombre profundo y lleno de ideales que nunca terminan de morir en él a pesar de todos los fracasos que implica llevar adelante una misión humanitaria en este África abandonada. Encontré que mi padre es un luchador vocacional por las causas humanas y como él se define:"un hombre que escribe lo que le pasa a todos los hombres". Ionit Akhenazi
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