La Biblia muestra varias formas de honrar y glorificar a Dios. Le demostramos una alta estima y reflejamos su carácter siendo sexualmente puros (1 Corintios 6:18-20), dando de nuestros ingresos (Proverbios 3:9) y por vivir vidas dedicadas a Él (Romanos 14:8). No es suficiente con simplemente honrarlo exteriormente. Dios desea el honor que sale de nuestros corazones. El Señor dice, "Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí" (Isaías 29:13). Cuando nos deleitamos en el Señor (Salmo 37:4), lo buscamos en todo lo que hacemos (1 Crónicas 16:11; Isaías 55:6), y hacemos elecciones que reflejan el lugar que Él tiene en nuestros corazones, le damos el más grande honor.
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