Las reformas estructurales, realizadas desde hace más de dos décadas en las naciones latinoamericanas, han creado nuevas condiciones en los equilibrios de los poderes del Estado. En especial, han dotado de mayores atributos al poder judicial, en cuanto a su independencia y autonomía, frente a los otros poderes públicos. La figura del juez de las Altas Cortes se ha entronizado, muchas veces de manera equívoca y ambigüa, como garante último del orden liberal de la sociedad. ¿Cómo afecta esta transformación institucional los actuales procesos de democratización, como los que atraviesan Argentina y Venezuela, entre varias otras naciones de la región? ¿Es una contribución a la democracia o, por el contrario, se trata de una limitante crucial a un pleno ejercicio del mandato popular mayoritario? Al indagar las consecuencias y perspectivas de esta reforma institucional se consagró esta investigación de ciencia política: "El poder judicial en las democracias" y a la cual invitamos a su lectura, su comentario o su crítica.