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La filosofía es una vena que no cura los males del hombre. La filosofía es necesariamente fundamental para el desarrollo. No puede haber voluntad razonable de desarrollo sin reflexión crítica, racional, seria y profunda. Dado que el objeto mismo de la filosofía es el hombre y que todas las cuestiones relativas al desarrollo conciernen en primer lugar al hombre y tienen como fin último su bienestar, es innegable que todo desarrollo debe apoyarse en fundamentos filosóficos. La filosofía nunca debe considerarse como un enfoque "de segunda" de las cuestiones de desarrollo, ya que desempeña un papel clave como campo de pruebas. Con el progreso técnico y científico, el campo del materialismo exacerbado se ha ampliado súbitamente, dejando poco espacio para el Hombre, para la dignidad de la persona humana, para la seguridad y la equidad, para los valores éticos y morales. Este estado de cosas exige una moratoria de reflexión seria.