Debido a la complejidad del tema, en este trabajo me propongo restringirme únicamente al análisis de la formación de lo social desde una ontología no estructuralista y funcionalista, lo cual, como desarrollaré más adelante, es una condición de posibilidad para pensar lo político en su nivel dinámico y social. Sin la formación de un ¿pueblö, tal como define Laclau la categoría, no sería posible abordar el tema de lo democrático y por lo tanto de lo político en el ámbito del debate, ya no solo como lo partidario o institucional, sino encarnado desde las instancias de la sociedad civil, sus demandas y movimientos. Tales formaciones sociales, no sólo son un punto de referencia para el estado democrático, sino que constituyen el supuesto de todo principio político real, entendido éste dentro del sistema de eticidad donde el derecho y lo institucional representan una expresión de la realidad social.