Marcos Ana hizo de la poesía un arma, convirtió la palabra en un acto revolucionario, trabajó el lenguaje como barro, se manchó las manos para devolver el sentido y la dignidad a palabras que otros maltrataron. Quiso que su poesía fuese útil, y lo fue, lo sigue siendo; escribe Isaac Rosa en el prólogo. En ¿El árbol talado que retoña¿ un grupo de jóvenes poetas e ilustradores rinden su particular homenaje al poeta, al hombre y tienen el privilegio de compartir este espacio con una selección de sus versos. Celebrar a Marcos Ana no sólo es un gesto de agradecimiento. Es la forma que tenemos de decir que hacen falta muchos como él, que seguimos necesitando resistentes, revolucionarios, poetas.
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