Pese a que lo siguen haciendo, muchos estudiantes y jóvenes se preguntan indirectamente por la razón de su asistencia a la escuela. Paralelamente, desde diversos ámbitos académicos y directivos asociados al campo de la educación, se cuestiona sobre lo que ésta ofrece a la vida de los estudiantes. Más allá de su concepción tradicional como una "casa de estudios", en las instituciones escolares de Latinoamerica se construyen diariamente diversos sentidos sobre la escuela, que incluyen su cualidad protectora o de ascenso social. Sin embargo, tanto las promesas modernas de la educación como sus apuestas en las escuelas, se desmoronan dando paso a otras formas de ser y de estar en ellas. En este trabajo se analiza el sentido de la escuela para un grupo de jóvenes escolarizados de Bogotá, y se lo contrasta con los resultados de investigaciones latinoamericanas afines. Desnaturalizar los años que pasamos en las escuelas facilita pensar en sus eventuales modos de transformación, así comoen sus imposibilidades. La pregunta: ¿para qué ir a la escuela?, ahora se formula con mayores incertidumbres que certezas. Sus respuestas reflejan una ponderación similar.