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El vellocino de oro - De Vega, Lope
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La celosa de sí misma fue escrita por Tirso de Molina hacia 1621, cuando regresaba a Madrid, su ciudad, tras una larga ausencia, donde, para su sorpresa se encontró con una urbe modernizada y sobre todo con la magnífica Plaza Mayor, «construida como por ensalmo, durante su ausencia, de orden de Felipe III, por su arquitecto Gómez de Moya, discípulo de Juan de Herrera-herreriana es la fachada posterior de nuestra Catedral-en el brevísimo término de dos años... » La celosa de sí misma es una de las mejores comedias de intriga escritas por Tirso de Molina. A partir de los celos, Tirso desarrolla…mehr

Produktbeschreibung
La celosa de sí misma fue escrita por Tirso de Molina hacia 1621, cuando regresaba a Madrid, su ciudad, tras una larga ausencia, donde, para su sorpresa se encontró con una urbe modernizada y sobre todo con la magnífica Plaza Mayor, «construida como por ensalmo, durante su ausencia, de orden de Felipe III, por su arquitecto Gómez de Moya, discípulo de Juan de Herrera-herreriana es la fachada posterior de nuestra Catedral-en el brevísimo término de dos años... » La celosa de sí misma es una de las mejores comedias de intriga escritas por Tirso de Molina. A partir de los celos, Tirso desarrolla uno de sus más interesantes personajes femeninos. El personaje con enorme capacidad imaginativa y cierta herencia del «curioso impertinente» se convierte en su propio rival por el amor de un galán que resulta ser, a la vez, deseado y rechazado.
Autorenporträt
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España. Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces sólo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.