Este trabajo enfatiza en el papel de las mujeres como protagonistas de los cambios que se operan, especialmente en el caso cubano, donde las féminas hemos protagonizado una revolución dentro de la Revolución, y en las contradicciones que supone su activa participación en el espacio público sin dejar de ejercer los tradicionales roles en el ámbito doméstico, lo que implica para ellas una sobrecarga y la reproducción de su status de subordinada. Importante factor para combatir la desigualdad y la subordinación femenina es la posibilidad de acceso al poder. En Cuba con el triunfo revolucionario se han creado las condiciones básicas (empleo, educación y salud reproductiva) para que la mujer tenga una participación social activa en todas las esferas de la vida, pero no constituímos las cubanas una excepción, pues su presencia en los cargos que implican manejo de recursos y toma de decisiones, no se corresponde con su alto nivel profesional y su grado de participación social, entre otras causas porque el modelo de dirigente que ha construido nuestra sociedad y lo que de ellos exigimos, es masculino.