Ciertamente uno de los aspectos que más se destaca en las páginas neotestamentarias es la unidad de la iglesia. La oración final de Jesús, momentos antes de participar de la dolorosa copa del sacrificio expiatorio. Tal unidad anhelada por Jesús fue expresada de manera metafórica por el apóstol Pablo, haciendo uso de imágenes corporales y estructurales (1 Co 3, 9). El libro Hechos de los Apóstoles persigue el mismo fin, es decir, presentar un panorama armónico e imparable del cristianismo, producto de la encargatura de Jesús, de la intervención pneumatológica y la obra de sus apóstoles. Este último aspecto lo presenta como un cuerpo armónico y legitimado mediante la labor de Pedro, Juan y Santiago en la gran iglesia en Jerusalén, y con Bernabé, Pablo y Apolos en la gran iglesia gentil. No obstante, tal unidad no omite las diferentes, pero no contradictorias, aplicaciones del contenido de la "buena noticia" a los pueblos donde llegaron los primeros cristianos. Esa pluralidad es la esencia temática en la presente investigación, esto con el fin de responder de manera apropiada en el trabajo contextualizador del mensaje divino.