Desde la aparición del término "Testamento Vital" a mediados del siglo XX en EE.UU. para hacer frente a la necesidad de regular el derecho de la persona a decidir cómo quiere que sean los cuidados otorgados en el final de su vida, se ha producido un desarrollo de la figura de forma notable, hasta llegar al documento de instrucciones previas. En España, nos encontramos con múltiples definiciones para una misma figura, y a pesar de tener una regulación, a nivel estatal, contemplada en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica; la heterogénea regulación normativa a nivel autonómico, hace difícil su comprensión y su cumplimiento. El personal de enfermería, tanto por su deber ético, moral y legal, debe ser capaz de asumir el reto que le coloca como pieza fundamental en dichos cuidados.