Los atentados del 11 de septiembre provocaron una gran conmoción en todo el mundo y dejaron una huella indeleble en la conciencia de los ciudadanos.La conmoción fue tan violenta que prácticamente paralizó el análisis y la reflexión en favor de la adopción de medidas urgentes para evitar que se repitiera.En nuestro Llamamiento de Abiyán, diecinueve días antes del atentado, advertimos al Presidente Bush y le llamamos la atención sobre la necesidad de confiar primero en su propio juicio. Pedimos a Dios que iluminara su corazón, para que pudiera tomar las decisiones correctas, siendo ahora el único responsable ante su pueblo y ante la historia. Como único responsable, ni los expertos ni su padre le servirán de ayuda si se equivoca en su orientación.
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