Las enfermedades cardiovasculares son actualmente un problema clave de salud pública y la principal causa de muerte en los países desarrollados. Los estudios epidemiológicos confirman que el aumento del riesgo de cardiopatía coronaria (CC) y otras manifestaciones de la aterosclerosis está asociado al incremento de los niveles de colesterol en sangre, especialmente de lipoproteínas de baja densidad (LDL). La aterosclerosis se basa en anomalías del metabolismo y el transporte de lípidos, así como en la inflamación de la pared vascular. El tratamiento se centra en reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar la concentración de lipoproteínas antiaterogénicas. Las estatinas, inhibidores de la HMG-CoA reductasa, reducen eficazmente los niveles de colesterol y se consideran fármacos eficaces para la prevención de complicaciones cardiovasculares. A la luz de estos riesgos, el cardo mariano, que contiene silimarina, un complejo antioxidante, resulta interesante como posible agente protector del hígado. La silimarina puede prevenir el daño de las células hepáticas, regenerar las células dañadas y mejorar las defensas antioxidantes. Los estudios demuestran la eficacia del cardo mariano en el tratamiento de diversas enfermedades hepáticas, como la hepatitis y la cirrosis.
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