El agua es el espejo donde se refleja el agotamiento de la esperanza de la gente de los municipios de montaña. El animal dominante, el hombre, disparó a diestra y siniestra sus actividades y perforó una sima de consumo y creó otra cima de desperdicios, a tal punto que ya le dio sepultura sus recursos, extinguió especies y alteró los ecosistemas terrestres y acuáticos. El ciclo del agua, se ha transformado en un ciclo hidro-ilógico y su tiempo de recurrencia es el insumo de la impredecibilidad; mientras que su capacidad de resiliencia es disminuida por la intensidad de las actividades antropogénicas, en tanto que las escasas fuentes son sometidas a los criterios de la microeconomía y las tasas de descuento.