Nuestro mundo parece marchar hacia adelante con un ritmo que nos envuelve y nos impulsa con él. Tenemos la noción de que todo lo ya sucedido es pasado y está desparecido. Entonces anhelamos el futuro, que se nos antoja prometedor y lleno de esperanza.Estamos, pues, inmersos en un torbellino que nos arrastra hacia horizontes desconocidos. Lo que vemos es una de las muchas probabilidades de existir, y convivimos dentro de todas esas posibilidades de ser, quizás, paralelamente con múltiples universos. Lo creado no es fijo ni definido. Es posible que nosotros mismos seamos partícipes de la creación continua de materia y energía, y tal vez tengamos en nuestras manos la llave que abre los cofres de los misterios enigmáticos del origen de lo que vemos y percibimos.