"La vida del hombre sigue un ciclo parecido al de la Naturaleza: la primavera lumínica y florida alumbra los años de infancia y juventud; el verano ardiente y agresivo pertenece a la madurez y la lucha por dominarlo es la preocupación central de esta época, el sol en el cenit nos impulsa a alcanzarlo, afirmando la fuerza vital; el otoño con el viento gélido que deshoja los árboles nos indica que nuestro ser biológico comienza a declinar y el invierno nevado y solitario proclama el final del año calendario, pero al mismo tiempo anticipa el advenimiento de una nueva primavera y el resurgimiento de una vitalidad vibrante. El hombre que ha llegado al término de la existencia biológica espera ansioso la llegada de una estación que no perezca; la crisálida desaparece para convertirse en mariposa y el germen de trigo se pudre en las entrañas de la tierra para que de el surja la mies dorada en el campo." Agustín García Banderas. Reflexiones sobre la vejez y el envejecimiento.