Los países como los Estados han ido variando sus instituciones, de acuerdo con las circunstancias y al pensamiento vigente de ese momento, siendo además reflejo de la sociedad imperante. Desde 1492, al arribar las empresas de descubrimiento y conquista al Nuevo Mundo no sólo incorporaron estos territorios a la Corona de Castilla, sino que progresivamente importaron sus instituciones que tomaron personalidad propia. Además del fuero real o regio, se incorporaron otras jurisdicciones privativas como la militar donde la jerarquía no sólo involucraba a los señores oficiales generales y subalternos, sino pudiendo comprender a civiles. La Recopilación de Leyes de Indias (1680) así como en las ordenanzas particulares para los ejércitos nos ilustran este proceso paulatino de adecuación. Siglos después con el pensamiento liberal, la Corona restructuró el ámbito jurisdiccional militar a través de ordenanzas generales las que fueron rediseñando los parámetros, antes reglados por las costumbres. Fue establecido el Consejo de Guerra, adoptando el modelo francés, expidiéndose además normas en función de la persona, la materia y el lugar para el ejército y la armada.