La ruta seguida por la reflexión hegeliana en torno al tema de la ética, a la que invitamos en este texto al lector, marca sus incicios con la impronta ilustrada, pasa de ahí a la seducción romántica y culmina con la toma de distancia crítica respecto de estas dos posturas enfrentadas de la modernidad, lo que conduce a Hegel a plantear el espcio público como suelo firme, a la vez que precario, del obrar. Es así como la normatividad ética deja de presentarse como legalidad universal impuesta por la razón abstracta o como emanada del subjetivismo expresivista del romántico, para aparecer como obra de arte colectiva e histórica.