El control biológico de ácaros y otros artrópodos es posible con el uso de hongos como Hirsutella thompsonii, utilizando conidios (esporas) y sus metabolitos secundarios. En la actualidad crece el interés por conocer la relación patógeno-hospedero y la reproducción masiva de estos microorganismos para su utilidad en la regulación de las plagas y disminuir el consumo y aplicación de productos químicos tanto en áreas agrícolas, como en los jardines y vegetación circundante de los centros turísticos. El aislamiento, selección y manejo de estos hongos son una alternativa amigable con el ambiente, que disminuye el impacto por químicos sintéticos en el suelo, el agua, el aire y en las personas que son expuestas directa e indirectamente a estos agentes contaminantes.