Se ha estimado que el 1,5 por mil de la población española convive con una ostomía, es decir, unas 70.000 personas; por lo tanto, la incidencia de la ostomía correspondería a más de un 3 por mil de la población adulta española. En otros países occidentales oscila entre el 2 y el 4 por mil de los adultos. A lo largo de diez años, la proporción de ostomizados casi se ha duplicado, de 2,4% en el año 1994 al 4,3 % en el 2004. Las personas ostomizadas pueden presentan varios problemas, entre los que figuran las alteraciones de la absorción de los fármacos y los efectos de los fármacos sobre una función intestinal modificada por la intervención quirúrgica. En otras ocasiones, el cambio en las características de las heces, puede alarmar de manera innecesaria al paciente si no es informado de su posible relación con la medicación administrada.