El pensamiento tiene un poder infinito. Afecta al destino y acompaña a tu voluntad. Al esperar lo mejor, creas una expectativa positiva que desencadena el proceso de la victoria. Ser optimista es ser perseverante, tener una fe inquebrantable y una certeza ilimitada de que todo saldrá bien. Cuando nace el sentimiento de entusiasmo, el universo aplaude tu iniciativa y conspira a tu favor, poniéndote al servicio de la humanidad. Tú eres quien escribe la historia de tu vida - optando por actitudes constructivas - creces como ser humano y como hijo amado de DIOS. Lo positivo atrae lo positivo. La alegría atrae alegría. Al exhalar este estado optimista, nuestra conciencia despierta energías vitales que trabajarán en pos de tus objetivos. Sé incansablemente optimista. Es bueno para el cuerpo, la mente y el alma. Es humano y natural experimentar aflicciones, lo que no es inteligente es vivir con ellas demasiado tiempo. Sé más paciente contigo mismo y comprende tus limitaciones. Sin esfuerzo no hay victoria. Si eliges sabiamente vivir tu vida con optimismo, tu corazón sonreirá, tus ojos brillarán y la humanidad te agradecerá que existas.
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