El examen del signo lingüístico irónico pone en evidencia el funcionamiento de una semiosis que altera las normas dispuestas entre el eje de selección y el eje de combinación, normas que, salta a la vista, reducen el lenguaje a una espacialidad bidimensional. La irónica viene a ser, así, una semiosis subversiva: subvierte el orden lingüístico y, simultáneamente, habilita al lenguaje a desplazarse en otras direcciones. En este sentido, el modelo expuesto en estas páginas resulta de utilidad para detectar con claridad la ironía, para distinguirla de otras operaciones sígnicas, de otras plataformas de representación en el seno de la cultura, pero también, y en especial, para comprender las operaciones que pone en marcha entre los signos vivos de la lengua.