El ajo se ha utilizado a lo largo de la historia con fines culinarios y medicinales. Tiene un característico sabor acre y picante que se suaviza y endulza considerablemente con la cocción. El bulbo de ajo, la parte más utilizada de la planta, está dividido en numerosas secciones carnosas llamadas dientes. Los dientes se utilizan como semilla, para el consumo (crudos o cocidos) y con fines medicinales. Las hojas, los tallos y las flores de la cabeza también son comestibles y suelen consumirse cuando están inmaduros y aún tiernos. Las únicas partes que no se consideran comestibles son las capas protectoras de papel que recubren varias partes de la planta y las raíces adheridas al bulbo.
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