Son muchos los cambios que el Plan Bolonia ha impulsado en la universidad de nuestro país desde principios de los años 90. Entre los más importantes destaca la necesidad de aplicar un sistema de evaluación formativa, que involucre a los alumnos, que incluya tanto contenido declarativo como procedimental y que ponga en funcionamiento diferentes habilidades cognitivas, orales y escritas. En el marco de la facultad de Psicología de la UAB se ha llevado a cabo una experiencia en este sentido con un grupo grande de alumnos de Psicología de la educación, y se ha demostrado que, cuando la evaluación es formativa y forma parte de las actividades de enseñanza y aprendizaje del aula los alumnos se motivan más por aprender y procrastinan menos que cuando la asignatura consta de un solo examen final.