Vivir la globalización en ciudades que no han desarrollado estrategias de inserción social y reconocimiento de sus ciudadanos se presenta como un fenómeno que define sus políticas de desarrollo y de su construcción de identidad. No es extraño que la contradicción y el enfrentamiento caractericen a las ciudades bolivianas por ese dinamismo impuesto por la colonia que impide al boliviano ser un sujeto identificado y conforme con su ser y su esencia. En Cochabamba el fenómeno de la migración ha definido que su población se haya hibridado a un ritmo acelerado, pero este fenómeno no ha permitido que exista una identidad cochabambina del siglo XXI, ningún simbolismo, ninguna referencia, ningún movimiento define el ser cochabambino en los tiempos que vivimos hoy.