La agricultura desempeña un papel importante en la economía europea al producir alimentos, piensos y materias primas para muchas otras industrias (fibras, biocombustibles, muebles, etc.). Aunque su participación en la economía y el empleo disminuye continuamente, puede contribuir a la balanza comercial. Los países de Europa Central y del Este se preguntan si son capaces de utilizar las importantes ayudas que pueden ayudarles a maximizar su productividad sin olvidar la sostenibilidad o la protección del medio ambiente. La distribución de los pagos varió de un país a otro, así como las políticas nacionales, lo que dio lugar a diferentes niveles de producción, estructura de la producción y resultados del comercio internacional. De los 11 nuevos Estados miembros, sólo 6 tienen una balanza comercial agrícola (Bulgaria, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania y Polonia). La adhesión tuvo el mayor impacto positivo en Polonia, que pasó de ser un importador neto a ser el mayor exportador de productos agrícolas en 2005. Para los países bálticos, la crisis mundial de 2007/2008 tuvo el mismo efecto, sobre todo por la disminución de las importaciones. Los factores de éxito son diferentes, pero el proceso de nivel superior sí importa.
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