Desde la formación del concepto de sociedad, el hombre ha estudiado y se ha dedicado a comprender el comportamiento humano, incluso antes de que existiera el modelo social convencional que encontramos hoy en día. En la antigua Grecia ya se estudiaba uno de los comportamientos humanos más preocupantes: la violencia. Alcmeón de Cretona (siglo VI a.C.) fue el primero en diseccionar animales y dedicarse a estudiar las cualidades biopsíquicas de los delincuentes, investigando el cerebro humano y buscando una correlación con su comportamiento. Decía que en el hombre hay un poco de animal y un poco de Dios, que la vida es el equilibrio entre las fuerzas opuestas que componen al ser humano y que la enfermedad corresponde a la ruptura de este equilibrio. Uno de los hombres más notables de la historia, Hipócrates, el «padre de la medicina», creía que todo delito, al igual que el vicio, era fruto de la locura, sentando así las bases de la imputabilidad o principio de irresponsabilidad penal del demente. Con el inicio de la Edad Media y durante todo este periodo, los delitos se vinculaban directamente a un gran peccatum (pecado), y se castigaban con severas medidas de encarcelamiento, tortura y pena de muerte.
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