La tasa actual de éxito de la FIV es del 35-40%, y cerca de un tercio de todos los embarazos se terminan en una etapa temprana. A menudo se desconocen las razones de los resultados negativos. La estimulación de la superovulación en un ciclo de FIV suele realizarse en el contexto de los cambios estructurales y funcionales existentes en el sistema reproductivo femenino y otras enfermedades crónicas. Las mujeres con fracaso del programa de FIV muestran signos de intoxicación endógena y aumento de la oxidación de los radicales libres en el plasma sanguíneo, lo que puede conducir a un aumento de la permeabilidad de la barrera hemato-folicular y crear un fondo desfavorable en el cuerpo para el embarazo. La estimulación de la superovulación en el ciclo de FIV conduce a la maduración de un gran número de folículos, que al final del ciclo son de diferente tamaño, y a diferencia del ciclo menstrual normal, los folículos preovulatorios no son los más grandes, sino los medios. Debido al aumento de la permeabilidad de la barrera hemato-folicular, pueden formarse folículos con un volumen de 5 ml o más (más de 20 mm de diámetro) en los que maduran ovocitos de baja calidad.
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