Como en varios de sus análisis históricos y sociales, el autor explora el carácter multifacético del proceso extractivo petrolero en México entre 1908 y 1938. El argumento principal se centra en esclarecer los verdaderos acuerdos y negocios que hubo durante la "fiebre del oro negro", mientras el Estado revolucionario se sumergió en una lucha de facciones, imposibilitando a las nacientes instituciones a ejercer los preceptos constitucionales de 1917. En este escenario figuraron las familias y las compañías petroleras, cuyas negociaciones y desacuerdos económicos dieron vida social a las otrora haciendas petroleras.