La fatiga y la somnolencia al volante, aunque a menudo se confunden, siendo la tercera causa de accidentes después del exceso de velocidad y el alcohol en nuestras carreteras, no se benefician sin embargo de los medios de detección como las dos primeras causas, lo que las hace casi indetectables a nivel de los puestos de prevención vial. Además de esto último, el hecho de que los conductores no tengan en cuenta las señales de advertencia, generalmente debido a su horario de trabajo, a la toma de ciertos medicamentos o incluso a su propia ignorancia, adquirirá entonces proporciones mucho mayores con consecuencias pesadas y dramáticas, en particular en las autopistas, mientras que el conocimiento de estas señales de advertencia vinculadas, en particular, al comportamiento responsable de cada conductor se ilustra como una solución perfecta para reducir el número de accidentes en nuestras carreteras.
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