Gran parte de la filosofía que ha precedido a la posmodernidad se ha convertido en una especie de mitología onto-epistemológica para nuestro mundo de hoy, pues ha resultado tan inoperativa como imposible. Desde la tradición pragmatista, la propuesta filosófica de Richard Rorty intenta dar un nuevo sentido a la mejora de la vida humana: que la filosofía esté al servicio de los problemas prácticos de las personas, y que el papel del filósofo sea el de un creador de nuevas y variadas formas de reducir el sufrimiento humano e incrementar nuestra felicidad.